También llamados “cuidadores”, los guardianes son miembros de la parroquia que ofrecen voluntariamente unas horas cada semana para velar por el templo durante la mañana y la tarde. Gracias a su servicio abnegado y discreto, el templo puede estar abierto muchas horas cada día. Si puedes ofrecer algo de tu tiempo para prestar este servicio, no dudes en ofrecerte en la oficina parroquial.