“Darse a Dios para servirle en los pobres para gloria del buen Jesús”

Esta frase que pertenece al primer Reglamento de las Cofradías de la Caridad creadas por San Vicente de Paúl el 23 de agosto de 1617, es fundamental para las voluntarias y da sentido a toda nuestra actividad y hace que adquiera la dimensión de cristiana.

Lo que tuvo lugar en Châtillon hace ya 403 años es la idea, inspirada por Dios, de la organización de la Caridad y además del nacimiento de ese Carisma que se ha transmitido hasta nuestros días y que sigue inspirando hasta hoy mismo a miles de personas.

Con la idea de darse a Dios para servirle en los pobres, el 23 de agosto de 1617 nació la primera Cofradía de la Caridad. El Reglamento que rige esta Cofradía la describe como una organización de carácter fraternal basada en el afecto mutuo y la ayuda mutua, durante la vida e incluso más allá de la muerte. Los miembros de la Cofradía deben manifestar en todos los aspectos de su vida personal, y no solo cuando asistan a los enfermos, un talante netamente cristiano e incluso devoto, alimentado por unas prácticas de oración sencillas, practicadas con constancia. Los miembros han de ser cristianos formados en una espiritualidad laica propia.

Nuestra espiritualidad laica vicenciana se determina en que nuestra acción caritativa-evangelizadora se realiza en colaboración con otros creyentes, en un grupo bien organizado, animado y unido por un verdadero afecto mutuo. 1617, Châtillon, San Vicente de Paúl, las Cofradías de la Caridad suponen la siembra humilde de una nueva manera de vivir la fe cristiana, de una nueva visión espiritual que ha dado sus frutos con el paso del tiempo, contagiando a cientos de hombres y mujeres de toda clase social y de toda condición y que contribuyeron todos ellos sin excepción a una visión del modo de ser cristianos que hoy conocemos como Espiritualidad Vicenciana.

Felicitamos hoy, 23 de agosto, día en el que se fundó la primera Cofradía de la Caridad por el mismo San Vicente de Paúl, a todos nuestros hermanos y hermanas vicencianos, en especial aquellos que pertenecen a Cofradías de la Caridad (Voluntarias de San Vicente de Paúl, Asociación Internacional de Caridades (AIC)) repartidos por todos los rincones del mundo. Y también felicitamos a todos aquellos que se dan a Dios, sirviendo en los pobres, para gloria del buen Jesús.